
Nacida hace 76 años en Buenos Aires, en una familia italiana donde también cocinaban los hombres, Ada comenzó la carrera de Química en la UBA. En los ‘60 se trasladó a la Patagonia y se dedicó a la docencia de matemática.
Ya de regreso en Buenos Aires, comenzó con Ebe a preparar postres y repostería fina , que ofrecían a restaurantes y confiterías. Con las primeras ganancias abrieron una casa de té en Monroe y Montañeses, el primer Tomo I.
Los mismos comensales fueron llevándolas a ampliar el menú, con apenas dos hornallas y un grill .
“Los platos de mi casa, un poco más elaborados”, definiría más tarde Ada. Sin embargo, aquellas preparaciones delicadas tenían ya una impronta innovadora , como la unión de lo salado y lo dulce.
Desde 1983, Tomo I funcionó en Avenida Las Heras, cerca del Botánico. Allí, la chef se hizo legendaria : cuando se impuso la nouvelle cuisine, Ada Cóncaro ya llevaba muchos años trabajando con matices y sutilezas , e ingredientes que, como el cordero, se pondrían de moda muchos años después. Así recibió las principales distinciones de la gastronomía local e internacional.
Mujer de una formación muy amplia, con una infrecuente lucidez para ver el horizonte cultural y político más allá de sus cacerolas y más acá de sus comensales, subió aún otro escalón en 1994, cuando sumó Tomo I al proyecto cinco estrellas del Hotel Panamericano. Años después condujo varios ciclos para la señal elgourmet.com.
Ya con su hijo Federico Fialayre (tuvo una hija y otro hijo más), y siempre con Ebe como brazo derecho, Ada continuó dedicando meses a probar cada plato del nuevo menú, y seguía eligiendo verduras y supervisando despachos . En 2009 dejó el centro de la cocina a Federico, mientras celebraba con un festival de degustación sus 40 años entre fuegos.
Info sociedad clarín
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